Consideraciones acerca de la transformación personal
Contribución de José Esteban Rojas Nieto, Las Palmas de Gran Canarias, España.
Si lo que soy y somos en relación a los demás es lo que da forma al sistema social es preciso para transformar a la sociedad que cambie lo que soy y también lo que somos. Si lo que soy y lo que en general somos es mezquinos y contradictorios es natural que nuestro sistema social sea egoísta y violento.
La transformación del sistema pasa por la transformación de aquello que le da razón de ser al sistema: el hombre. Solo si el hombre cambia puede cambiar el sistema.
No basta la expectativa de la gente dependiente que espera que llegue una solución de mejora desde el sistema, pues todos y cada uno somos los responsables de que el sistema sea lo que es. Este enfoque agudiza la confusión y la desesperanza.
Se precisa una madurez independiente que nos permita comprendernos y asumir con responsabilidad las condiciones en las que vivimos. Este enfoque nos permite orientarnos desde la responsabilidad, ofreciéndonos la posibilidad de ir asumiendo presente a presente respuestas alineadas a satisfacer las necesidades que el sistema en transformación resulta incapaz de satisfacer.
Para transformar un sistema social egoísta y violento es preciso que una masa crítica de miembros de la comunidad descubramos la necesidad de hacernos a nosotros mismos más abiertos, solidarios y armónicos.
Si es preciso, por sus disfunciones, cambiar el sistema, precisamos conocer cómo y en que cambiarnos a nosotros mismos. Los sistemas de pensamientos y sentimientos de un individuo no son independientes de él, son inherentes a su madurez personal. Como ejemplo para que una persona supere sus sentimientos de culpa y sus pensamientos compulsivos será preciso que conozca su condición de vida y descubra que es preciso transformarla desarrollando su capacidad de atender el presente así como de orientar la elección de sus respuestas desde adentro hacia fuera. La responsabilidad de cambiar es madre de la independencia en términos de madurez emocional y de pensamiento.
Para cambiar es preciso descubrir los condicionamientos que dan forma al sistema de incongruencias, disfunciones, insatisfacción y contradicción. Para cambiar es preciso conocernos y responsabilizarnos con la coherencia de nuestra vida.
Conocerse exige desarrollar un buen estado de atención sobre sí mismo. Un estado de alerta sobre el presente que nos permita eludir la corriente de prejuicios y supuestos que conlleva un estado desatento y divagante, desde el cual solo veríamos las interpretaciones del sistema que precisamos cambiar. Al mejorar nuestro estar presente empezaremos a conocer nuestras formas de sentir y pensar que suelen enredarnos en dinámicas destructivas. Esto no solo nos proporcionara sosiego sino que nos hará más conscientes de nosotros mismos sino también de las personas que nos rodean.
Si nos reclamamos un cambio es porque somos incapaces de satisfacer nuestras necesidades desde el modo de vida actual. ¿Qué necesidades están insatisfechas?
