¿Todo termina a cada instante?
Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España
Imagina que vas a morir en pocos segundos. Hazlo. ¿Tendrías dudas acerca de cómo vivirlos? Supongo que no perderías tu tiempo, tu vida, en enfadarte con alguien, en alimentar resentimientos, suponiendo lo peor, o maldiciendo. Supongo que una persona en esa situación podría preferir estar en paz cada valioso instante que le queda, rodearse de personas a las que quiera o querer a quien aparezca. ¿Qué harías tú?
¿No recuerdas alguna novela o película donde alguien en su lecho de muerte finalmente perdona a los que le dañaron, cambia el valor dado a los juicios que hizo incluso de gente próxima, se reconcilia con otros tantos y se siente a las mil maravillas antes de cerrar los ojos? Piensa un momento ¿Es necesario llegar a ese momento para borrar las ofensas hechas o recibidas, para desandar el camino de las culpas y las venganzas?
Me pregunto, si podemos hacerlo en el último minuto y estar en paz ¿por qué no lo hacemos a cada instante? Podemos hacer esa misma operación en cada instante de nuestra vida diaria. Cuando somos capaces de terminar con las ofensas, enojos o resentimientos en el mismo momento en el que aparecen ¿no viviremos sintiéndonos en paz? ¿Qué queremos acumular en nuestro interior?
Con esto no quiero decir que alguien no haya querido hacernos sentir mal. Lo que digo es que si no nos identificamos con las reacciones de los demás podemos acabar bien en cada instante de la vida. Es cosa de que seas consciente de que siempre elijes. Elijes engancharte en la violencia o decides tomar el tranvía a la paz. Tú siempre decides…a cada instante.
Elije paz, es el mejor negocio de la vida!