¿Tiene sentido convertirse en la inconmovible identidad que pretende nuestro temeroso e imperturbable Yo?
Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España
Yo, en mi estado más habitual, estoy preparada para defenderme de lo q considere ofensas, humillaciones, desprecio. Estoy lista para responder sin pensar a cualquier supuesta amenaza o a aquello que me agrada o me viene bien. Nuestros yo es de andar x casa sin eminentemente defensivos y es difícil bajarnos del burro cuando creemos tener razón y nos devolvemos contra la evidencia clara de nuestro error. ¿Te reconoces en situaciones parecidas? Ese YO es nuestra identidad. Nos identificamos con ella hasta el punto de creer que somos eso. ¿Acaso no has dicho eso de «Yo soy así», «no me faltes al respeto llevándome la contraria», «siempre he pensado lo mismo ¿crees que no tengo criterio?…
Tozuda y ciegamente nos empeñamos en apegamos a esa identidad que la rígida, militante y demasiado protectora como para permitirnos desarrollarnos sanamente.
Necesitamos poner cierta distancia con lo que creemos que somos y darnos un espacio para respirar, para refrescar la imagen obtenemos de nosotros y actualizarla. Seguro que hay bastantes aspectos en esa imagen de nosotros mismos que no son exactos, ni siquiera ciertos y será muy saludable acercarse con buen humor a nuestra cambiante realidad interior.
