Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España
Todos sentimos conflictos internos y los aceptamos como parte de nuestra normalidad humana. Muchos nos convertimos en adictos a la contradicción, porque nos ofrece una sensación de vitalidad, porque el conflicto significa adrenalina fluyendo y dándonos una gran energía. A quién no le gusta la sensación de salir victorioso en una discusión y que se acepte su idea por encima de la de otro. El esfuerzo de la pugna nos hace sentirnos vivos y, a falta de otra cosa mejor, nos quedamos con esas satisfacciones.
Pero ¿Qué es un conflicto, una contradicción? ¿Cuándo surge dentro de nosotros una contradicción? ¿Será cuando adoptamos firmemente una idea ante la que surgen otras ideas que la contradicen? Nuestro instinto de supervivencia nos lleva a buscar algo seguro, inmutable, aunque sea una idea, con lo que sentirnos cómodos, satisfechos y seguros. Sin embargo, las ideas son eventos que aparecen en nuestra mente y no son ninguna verdad. ¿Acaso te parece que tus ideas sí que son verdaderas y las de los demás son equivocadas? Teniendo en cuenta que los demás creen lo mismo de las nuestras, parece que nuestra posición es un poco frágil. Las ideas son sólo hipótesis, teorías, y no la realidad, pero las tratamos cómo elementos ciertos, porque eso nos da tranquilidad, que en el fondo es lo único que buscamos.
Cuando tenemos una idea fija, un ideal al que queremos acercarnos, llegar a ser algo que anhelamos, hay muchas otras ideas o emociones que entran en oposición con ella. Esa constante lucha es la semilla del conflicto. Si somos jóvenes deseamos llegar a adultos, si somos mayores quisiéramos ser jóvenes, si soy un empleado deseo un mejor trabajo para ser feliz, si me considero feo quisiera ser guapo, si soy delgado quiero estar fuerte, si estoy gordo quiero estar delgado, o si deseo llegar a ser rico, admirado, respetado, etc.
Esa idea fija de llegar a ser algo que no soy, en el fondo, no deja espacio a la paz y esa intranquilidad nos hace seguir buscando y deseando y agudizando el conflicto. ¿Te das cuenta de esto en tu vida?
No es necesario ni importante que estés de acuerdo con esto. Lo único válido será que puedas observar cómo funciona este círculo vicioso en ti. Y sólo serás libre de estos conflictos, cuando los observes sin censura, y los comprendas en su raíz. Liberarte de los conflictos requiere de tu intención y observación serena y honesta, esa es la receta secreta!
Sólo observa, como testigo neutral, ese círculo vicioso y disfruta sin perseguir nada.
¿Eres un adicto a los conflictos? Descúbrelo.