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10 de setiembre Isa Siento que no encajo en lo que SOY

Preguntas para autobservarme y aprender de mí.

Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España

Podría esto significar que no estoy a gusto conmigo, que me siento como si llevase un traje/vestido que no es de mi talla, grande o estrecho, pero en cualquier caso algo incómodo. No me siento bien dentro de mi ropa.

¿Qué será esto? ¿Qué es lo que me pasa? Pueden ser muchos los detalles en los que perderme, si quiero responder a esto. Puedo decirme que la vida se confabula contra mi o, al contrario, que lo tengo todo y que no me siento satisfecho o feliz, como creo que debería al no faltarme nada material o afectivo.

¿Por dónde empezar? Si la ropa que llevo no me sienta bien, puedo estar tentada de cambiar de ropa. Pero también podría tratar de saber qué hay debajo de la ropa que llevo. Quizás ahí dentro hay cosas que están chocando unas con otras y no sé a qué atenerme o ni siquiera me doy cuenta de dónde está el origen del malestar.

¿Qué pasa si decido mirar debajo de la ropa? Podemos sentirnos abrumados y confundidos. Pero hay una forma y esa es la de empezar a prestar atención a lo que hay, aun sin pretender entender rápidamente lo que me pasa. Paciencia. Nadie ha estudiado una carrera en dos meses, y nosotros en la carrera de conocernos a nosotros mismos y lo que nos sucede por dentro, llevamos mucho retraso. Así que debemos empezar por observar esta maquinita interesante que somos. Para observar algo ¿qué nos hace falta? Luz y honesta curiosidad. Esa luz la aporta el dirigir la atención a nosotros mismos, en lugar de hacia fuera. Observarme, no quiere decir pensar en mí y analizarlo todo, no, no, no. Eso nos volvería locos. Solo vamos a observar sin pensar, sin opinar ni juzgar lo que veamos. Y ¿qué observo? Puedo observar la sensación de mi cuerpo. ¿Sientes ahora tus pies? Siéntelos. ¿Alguna vez lo has hecho, sin que sea porque te duelen? ¿Sientes tus manos? Siéntelas ahora mismo… Busca esa sensación. Siente lo que tocan tus dedos,  su posición en el espacio y si hay alguna tensión. Date cuenta. Ahora déjalas quietas y míralas. Ya…No sigas leyendo, míralas. Ahora míralas como si no las hubieras visto nunca, son las primeras manos que ves…. Hazlo sin pensar nada sobre ellas. Un poco más. ¿Qué ha pasado? ¿Has observado, sin pensar?

Si has seguido estas instrucciones sencillas, habrás descubierto algo, pero para aquellos que no lo han hecho, no lo voy a anticipar. No serviría de nada que yo, con palabras, trate de hacer entender a tu cabeza lo que es una vivencia completa. Así que, mejor, hazlo primero.

Para los que sí han seguido fielmente las instrucciones, les pido que repitan esto con cualquier cosa o persona que se encuentren – un árbol, la cafetera, una persona…-, observen sin pensar nada sobre ello. Y obsérvalo sintiendo tu cuerpo, o tu cara al mismo tiempo.

Hacedlo muchas veces, cuanto más, mejor. Aprenderán algo de gran importancia. Hacedlo también para observar algo  del  propio interior, como un pensamiento que se nos cruza, un estado de ánimo que tengo en un momento, una actitud, un impulso, una reacción, un sentimiento. Obsérvalos, sin pensar nada sobre ellos. Te estas observando a ti y lo vas a hacer sin pensar nada, sin juzgar nada, sin criticar ni lamentar nada. Solo observando como cuando contemplas un árbol en el camino. Te sugiero que hagas esto durante una semana entera y saques tus propias conclusiones.

Si durante este experimento contigo, algo te sobresalta o te asusta o dudas, observa lo que has pensado para sentirte así y la emoción ha aflorado y déjala pasar, sin más. Uno se asusta por lo que piensa, no por los hechos en sí. Observa y continúa.

Si eres fiel a las instrucciones, seguro que tendrás una vivencia de ti que te ayudará a encajar en la ropa que a veces te queda incómoda. Si no eres fiel a las instrucciones, no pasará nada. ¡Ya me cuentas!