Pensamiento compulsivo en tiempos de miedo
Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España
El pensamiento es algo muy perceptible. Mucho más que percibir la digestión o las tensiones musculares normales. El pensamiento nos lleva constantemente a escenarios variados, agradables o no, placenteros o terroríficos. Digo que nos lleva porque ordinariamente nos dejamos llevar, como cuando nos sentamos delante de la TV y nos entregamos a lo que aparezca y según la película que alguien decidió emitir, así nos sentimos tristes y lloramos, o nos irrita o nos asusta y nos late el corazón y se tensan los músculos de la cara y el cuello.
En ninguno de estos casos, que son los más frecuentes, en ninguno de ellos hemos elegido la temática ni la afección emocional. Sencillamente, ellos aparecen y nos dejamos llevar. Sucede lo mismo sin ver la TV, porque llevamos la TV personal siempre conectada! Siempre están apareciendo pensamientos, juicios, ideas, opiniones, recuerdos, …
Qué fácil es dejarse llevar. Y eso sucede en estos días de confinamiento. Si aparecen noticias o mensajes de redes que nos dicen que somos fantásticos, automáticamente nos sentimos bien, si nos llegan otros donde se denuncia que los políticos deben recortarse sueldo y privilegios, nos irritamos y actuamos reenviando todo eso con furia. Nos convertimos en puras reacciones. Según la imagen que invada nuestro pensamiento, así acabamos actuando y sintiendo.
La acción es el efecto de nuestro pensamiento ¿Acaso tienes alguna duda? ¿Crees que tú haces las cosas que haces porque tú así lo has decidido de forma fundamentada y sensata?
Te reto a que observes tu pensamiento (y las emociones y acciones que desencadena) en el día de hoy. Sólo en el día de hoy. ¿Serás capaz? Seguro que sí! Vamos allá!