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¿Mi identidad es un retrato de lo que no soy?

Preguntas para autobservarme y aprender de mí.

Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España

 

No somos conscientes de que nos amoldamos a la sociedad en la que nacemos y nos educan. Cuando nacemos nos dan un nombre, al que no respondemos hasta pasado un buen tiempo. Ese nombre nos significa nada para nosotros, pero luego ya nos identificamos con él. Crecemos siguiendo los patrones, características y exigencias de nuestra familia, escuela y sociedad, y a eso debemos amoldarnos. Ya sea por premios o por castigos, vamos identificando lo que nos conviene para estar a bien con el medio que nos acoge. Y si no lo hacemos, sabemos que habrá problemas, y sentimos el riesgo de sentirnos excluidos del círculo de afecto y protección. Eso no le gusta a nadie, pues está en nuestro ADN la pauta de vivir en comunidades bastante homogéneas para la mejor supervivencia, es decir, para no morir.

Siguiendo este proceso de socialización adoptamos creencias, roles, actitudes, gustos, preferencias, religiones, opciones políticas y sociales. Este proceso, nada consciente, nos lleva finalmente a asumir como propias unas ideas sobre cómo son las cosas, como deben ser y como debo ser yo y lo que se espera de mí.  En no muchos años ya tenemos, inconscientemente, un paisaje interior sobre nosotros mismos, que nos guste más o nos guste menos, nos orienta en la vida. Igual que a nosotros nos han premiado y castigado, haremos nosotros con los demás.

Decimos y sentimos que yo soy así o asá, pero nada de eso ha sido elegido realmente. Nunca hemos cuestionado esas imagenes que conforman nuestra identidad: lo que soy.

Así que confundimos esa identidad accidental con lo que somos. Yo no soy eso, pero me he adaptado a eso, sin darme ni cuenta. Entonces, si estamos de acuerdo con que esta identidad es puramente accidental ¿qué soy? ¿Dónde está lo que soy?

El asunto no es que tengamos un “Yo soy”, sino que nos aferramos e identificamos con ese accidente. Si yo hubiera nacido hombre en lugar de ser mujer, me identificaría con otras cosas, aunque viviese en el mismo país y familia. Asumiría objetivos de hombre, modales de hombre, pensamientos sobre cómo debe ser un hombre aquí, etc. Por eso digo que el problema es no cuestionarnos nada de eso.

La identidad asumida nos constriñe, nos limita, nos hace vernos de una cierta manera, tener unos ciertos conflictos – yo soy católico y no me gustan los musulmanes o los que sean. Nos sentimos obligados, sin darnos cuenta, a responder de una cierta manera.  En fin, nos limitamos a ver las cosas como hemos sido enseñados, por temor al castigo: a que nos consideren bichos raros o elementos poco deseables, por no cumplir con los criterios imperantes en el grupo en el que vivimos.

Meditemos un poco sobre esto, pues la identidad asumida sin cuestionamiento, nos pone en una situación de enfrentamiento sutil, tanto con nosotros mismos cuando nos salimos de la norma, como con los demás cuando son ellos, quizás nuestra pareja o hijos, los que se salen de las reglas de juego aceptables. Eso nos crea contradicciones personales, pero también nos enfrenta a los otros cuando consideramos que no son como yo. Las imágenes con las que nos identificamos, crean instantáneamente su contrario: los que no son como yo. Esto los convierte, a nuestros ojos, en posibles adversarios, en personas sospechosas, o al menos incómodas. Y en eso hay sutil o manifiestamente una dosis de agresividad, de desconfianza. Creamos la separación.

Y todo eso por aferrarnos, sin cuestionamiento, a una identidad aprendida, o sea, que  ni siquiera soy yo. Quizás yo no necesite cumplir con ser algo – esposa, madre, profesional, cristiano, conservador, revolucionario, etc.- para simplemente ser. ¿Podría prescindir de ese “Yo soy tal cosa” y simplemente quedarme con el “Soy”? Quizás así podríamos ver a los demás sin prejuicios y comprender, en lugar de juzgar a través de los filtros aprendidos.

Investiguémoslo en nosotros mismos. Es de fundamental importancia para llevar una vida libre de los condicionamientos anclados en nuestra vida.

 

11 de Febrero Isa Mi identidad es una IMAGEN de lo que NO SOY min scaled