Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile
Es de lo más corriente que cuando estamos intencionada o reflejamente atentos a algo, nombremos lo que estamos observando. Lo hagamos mental u oralmente, de todas maneras, lo que hacemos es abandonar la sensación que estábamos experimentando cambiándola por una experiencia cognitiva o pensamiento.
Tras aquello, la posibilidad de experimentar la emoción provocada por lo que estábamos sintiendo, desaparece producto de la aparición del pensamiento que ciertamente será acompañado a continuación por una serie de pensamientos relacionados con lo que tenemos en nuestra memoria tras la identificación de lo observado. Esos pensamientos suelen basarse en juicios, valoraciones, resistencias, tensiones, etc. Se ha perdido toda posibilidad de continuar con la sensación que nos produce lo observado.
Si estábamos en el disfrute de nuestro sentir experimentando intencionadamente lo que la realidad nos estaba mostrando, hemos salido de ese placentero estado. Si estábamos practicando intencionadamente la atención al presente como técnica de protección de nuestra salud mental y física, nos hemos distraído de ese proceso.
Tanto si estás en una actividad de relajación, recogimiento u observación de ti mismo, ten siempre presente que el riesgo de identificar, nombrar, relacionar, comentar, evaluar, comparar o lo que sea con excepción de la sola sensación, te sacará de tu actividad objetivo con el riesgo de caer en pensamientos distractores.