¿Las armas son una herramienta apropiada para generar paz?
Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España
Dicho de esta manera puede que la respuesta que demos mucho de nosotros sea no. Sin embargo, las armas siempre se han empleado y se han justificado en nombre del mantenimiento de la paz. No debemos olvidar que las palabras sirven mucho para mentir y disfrazar las profundas intenciones.
¿Recuerdan la Pax Romana? La Roma clásica llegó a tener un inmenso ejército regular y bien entrenado con lo que la paz no era un pacto entre iguales, sino una imposición tras la conquista de un territorio. ¿Quién estaba en situación de no querer la paz tras ser arrollado por la máquina de guerra romana?
El ser humano parece capaz de vivir en paz, al menos, de dos maneras: por las malas o por acuerdo entre pares. Por las malas sería ateniéndose a la ley del más fuerte del momento. Es la forma más básica y prerracional que tenemos. Es sencilla, no existe dialogo ni negociación, nadie cede y se trata de darse golpes hasta que uno caiga sin remedio. La paz también puede ser resultado de buscar un acuerdo entre pares que permita vivir en paz dando solución a todas las partes en un acuerdo de conducta adecuado para todos.
¿Cuál preferirías tú? ¿Las armas, la ira, el afán de posesión, el sálvese quien pueda, el “porque lo digo yo” o el difícil dialogo buscando una solución en la que quepan todos?
Muchas veces estamos tentados de usar el rápido y sencillo “porque lo digo yo”. Mi experiencia es que ese tipo de calma dura poco, pues siempre hay alguien que se siente despreciado o maltratado, generando una ira sorda y frustración que en algún momento se manifiesta. El otro camino es más reflexivo y requiere de empatía, generosidad e inteligencia, además de una actitud abierta para comprender a los otros al mismo nivel que a uno mismo.
Para que algo así llegue a buen fin es preciso que haya intención y actitud de acuerdo horizontal, y sobre todo una buena dosis de conciencia de sí para ser capaz de darse cuenta de cuando nos quiere salir el guerrero espada en mano y zanjar las cosas “porque yo lo digo”. Muchas veces hay que elegir constantemente qué actitud quieres alimentar, renovar la intención y emplazar la actitud. Y ¿sabes por qué? Porque tú siempre puedes decidir. ¿No es fantástico?
