fbpx
25 de marzo Isa La vida ausente da paso a una búsqueda ansiosa

Preguntas para autobservarme y aprender de mí.

Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España

 

Muchos no nos damos cuenta de que vivimos un personaje que hemos creado a lo largo de la vida: el gracioso, el responsable, el eficaz, el listo, el cumplidor, la víctima, el comprensivo, el buen amigo, el astuto, el rebelde, el desgraciado, el sumiso, el servicial, etc. 

 

Vestidos del personaje creado vamos disfrazados por la vida y cada uno va estableciendo sus relaciones a través suyo. Frecuentemente, las personas dicen que sienten que su vida está vacía o sin sentido. Y bien podría ser porque al vivir disfrazado detrás de un personaje, nos olvidamos de nosotros. Lo que sentimos, pensamos o hacemos está siempre ordenado por el personaje al que nos hemos amoldado.

 

La vida ausente tiene mucho que ver con ese vivir a medias las cosas, no ser enteramente, sino con temores, con ideas sobre cómo debo ser, con aspiraciones a ser algo más o algo distinto a lo que ya soy.

 

La vida ausente es como cuando uno siente ganas de comer y no para de sentir ese vacío y de sentirse impulsado a buscar alimentos con los que saciarse y acallar el vacío.  Así puede uno vivir su vida a medias, con hambre de uno mismo, medio vacío de sí y buscando ansiosamente cosas con las que llenar el vacío. De esta forma las personas pueden hacer cosas que no sirven para llenar el vacío de una vida ausente, pero que le dan alguna satisfacción menor, como comprar compulsivamente, comer demasiado, hacer que le admiren, y tantas y tantas cosas que se hacen como un medio para obtener un pequeño placer que nos llene un instante.

 

¿No serán la vida ausente, la ansiedad y la búsqueda de placer aspectos del mismo fenómeno? 

 

No me creas. Obsérvalo en ti y comprueba en la vivencia lo que sucede.