Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile
La mente humana tiene claros límites en su capacidad para comprender algunos asuntos que forman parte de la realidad. Y esto no es algo que debamos lamentar pues somos como especie un eslabón en la cadena de manifestaciones que se nos ofrecen. Y por tanto, nuestro desarrollo físico, mental, emocional tiene muchas cosas que están en permanente cambio.
Al menos ya hemos alcanzado un nivel en que podemos entender que esto es así y que no debemos lamentarlo. Debemos agradecer que somos un eslabón bien encaminado pero aún defectuoso. Somos una maravilla pero tenemos detalles que probablemente la Totalidad superará en su futuro.
La forma en que me expreso es claramente uno de esos detalles. Me refiero al tiempo como una realidad en curso porque no somos capaces de comprender el notiempo. Algo similar podría decir del espacio. ¿Sabía Ud. que esta parte del universo en la que estamos involucrados se está expandiendo en el espacio desde hace unos 14300 millones, de años en tiempo de la tierra, a un ritmo creciente que ahora se calcula, en medidas de la tierra, de unos 550 km/s? ¿Se puede imaginar el tamaño de un espacio que soporta todo eso por tanto tiempo? Claramente no tenemos capacidad tampoco para comprender un espacio infinito.
Lo tercero que nos es imposible entender, aunque podemos imaginar algo, es la totalidad que formamos. Somos una sola realidad. Nada está separado de nada. Nada se puede fragmentar de un todo que lo incluye. El universo todo es una totalidad. Nada en él puede considerarse independiente de nada. Todo lo que es, todas sus manifestaciones, somos partes del todo. Somos totalmente interdependientes. La forma de nuestra nariz, el vuelo de las aves, mi mal carácter, las uvas o el vino, absolutamente todo depende de los demás. Nada puede librarse de la influencia de todo.
La totalidad no puede fragmentarse. Somos uno. ¿A qué obedece tanta inequidad?