Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile
Es probable que no me creas, pero déjame decirte que todo ruido interior que ahuyenta tu paz proviene de tus pensamientos, de las emociones que éstos te generan y de las actitudes que asumes cuando no administras adecuadamente lo que allí, en tu más profunda e importante intimidad, sucede.
Cuando nuestro interior alcanza esos niveles preocupantes de ruido y desorden uno llega a preguntarse ¿de dónde nace este caos cuando el universo que somos se siente normalmente quieto y amoroso? Lo que sucede es que esta problemática de tu ruido interior no es importante sólo para ti mismo como individuo. La falta de paz en tu interior es como tu contribución a la falta de paz en el mundo humano. Es cierto que otros contribuyen al calamitoso estado del mundo de forma mucho más importante que tú o que yo, sin embargo, toda contribución es negativa y tiene su importancia.
¿Qué hacer para contribuir positivamente a La Paz del mundo? Contribuir con tu silencio interior; tu silencio interior generará tu paz y tu paz podrá afectar a la ausencia de paz en el mundo.
Tu ruido interior es el producto del nulo control de tus pensamientos generados por nuestras reacciones automáticas ante lo que enfrentamos en la vida. Es a estas reacciones nuestras a las que tenemos que prestar especial atención toda vez que dependiendo de esa reacción nos podemos llenar de temor, ansiedad, ira, tristeza, vergüenza, culpa y un sinúmero de otras emociones. No hay duda que eso es lo que llamamos ruido interior y de la consecuente ausencia de nosotros mismos pues se hace muy complejo permanecer allí. Y esto resume la forma en que vivimos habitualmente: fuera de nosotros mismos, apenados, enojados o, para sentirnos algo mejor, bajo la influencia de elementos negativos para nuestra salud.
Busca en tu interior aquella actividad que contribuya a tu paz interior. No es sencillo y más bien imposible, parar el flujo de nuestros pensamientos. No es ese el camino. Tenemos que intentar, en cambio, desviar intencionadamente nuestra atención de lo que pensamos a lo que sentimos o hacemos. Practicar la atención intencionada a nuestras sensaciones de forma amable y curiosa genera La Paz que necesitamos para vivir coherentemente nuestra vida.