¿JUZGARME me IMPIDE vivir EMPATÍA por mí o por los demás?
Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España
Hola amigas y amigos,
Hay momentos – a veces muy largos – en que somos tan insensibles y rígidos que nos hacemos daño sin querer.
Quizás suene algo raro decir que yo me hago daño. Seguro que hay cosas de ti que no te gustan o que crees que no le gustan a otros. ¿Qué crees que hay detrás de eso? ¿No ves que hay una “imagen” a la que acercarme? Quizás quiero llegar a ser más eficiente en el trabajo o en la casa; quizás más delgado o más saludable; quizás desee dejar algún hábito como fumar, comer demasiado chocolate o grasas; quizás ya me encuentre mayor y desearía estar joven, etc.
O sea, que hay una imagen a la que aspiro. Pero la cosa no se queda ahí ¿qué más hay? Ahora viene la comparación: valoro en cuánto me acerco o alejo del ideal al que aspiro. Bien, hasta aquí podría llegar sin causarme daños. Puedo ver que me fumé un cigarrillo de más y simplemente tenerlo en cuenta; o si he subido o bajado de peso, y tomar nota sin más. Pero luego viene otro paso más: Juzgar si lo hago bien o mal, juzgar si es aceptable o no lo que pienso o siento; si seré rechazada por no sacar las calificaciones que buscaba, etc.
El juicio sobre nosotros o sobre otros nos envenena. No nos deja espacio a ser sensibles o afectuosos, a tomar las cosas como un hecho y no como un premio o un castigo por habernos portado mal o bien.
¿Te das cuenta de que llegado este punto del “juzgarme” me empiezo a sentir mal? Hay algo más: hacer juicios nos impide aprender, apreciar, comprender. Parece que un juicio ya concluye con una sentencia que cierra el asunto: estoy viejo, estoy calvo, estoy demasiado flaco o gordo, no rindo como debiera, no tengo la reputación o el reconocimiento que creo merecer, etc. Cómo te queda el cuerpo ante juicios así. Dan ganas de salir corriendo o de llorar. O sea, te haces daño y cuando eso lo haces con los demás, también les haces daño a ellos. Perdemos empatía, pues ésta quiere explorar sin emitir juicios.
Explorar, observar sin juzgar nos abre la puerta a conocer de verdad, a comprender, a mejorar, a sentirnos sin la carga emocional negativa de juicios que hacemos sin necesidad. Perdamos peso…pero el peso de los juicios! Obsérvalo hoy en ti y… sin hacer juicios!