Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile
Para contestarnos plenamente esta pregunta debemos hacer diferencia entre miedo y temor ya que en este contexto estos dos vocablos son diferentes.
El miedo es esa manifestación instintiva que surge cuando enfrentamos un peligro real para nuestras vidas. El peligro está presente y es real. Ejemplos hay miles y en todos los casos actuamos por nuestra instinto de conservación.
El temor, en cambio, nace frente a situaciones que imaginamos producto de nuestros pensamientos. El peligro no está presente sino sólo en nuestra mente. Le tememos a algo que conocemos porque probablemente ya lo hemos experimentado, pero que no está sucediendo en el momento presente.
El miedo, por tanto, lo experimentamos escasamente pues se requiere para ello de una realidad que amenace seriamente nuestra integridad.
El temor, en cambio, lo experimentamos muy frecuentemente dependiendo de nuestra asiduidad a dejarnos llevar por nuestros pensamientos. El temor a la muerte, por ejemplo, es muy frecuente en las personas aunque dispongan de una buena salud y no haya razones que apunten a que su tiempo haya llegado.
Los pensamientos afectan nuestro cuerpo emocional tan fuertemente como la propia realidad. Nos basta imaginar, que es pensar, lo que nos atemoriza para que esa emoción de temor se haga presente y nos arruine el momento.
Controlar nuestros pensamientos divagantes, sin objetivos y a veces convulsivos, es una tarea importante toda vez que no hay temor sin pensamientos.
Paras cualquier tendencia a pensar si dedicas intencionadamente tu atención a sentir. Pensar y sentir son dos actividades que no pueden ser simultáneas.