¿Existe el TEMOR si NO lo SENTIMOS?
#Preguntas para #autobservarme y #aprender de mí.
Comentario de Isabel Hernández Negrín. España
Cuando hablamos de temor, nos referimos al temor psicológico, ese que se acompaña de imágenes que anticipan catástrofes que aún no existen.
No nos referimos a que nos de miedo una culebra.
Solemos estar acostumbrados a sentir temor y a quedar sumidos en lo que nos depare. Sus consecuencias devastadoras son las de un torbellino: anula nuestro pensamiento racional, altera los sentimientos, amplía las emociones de ira o ganas de salir corriendo y esconderse, se pierde la claridad de acción. Me puede dar nauseas o dolor por tensión muscular. En fin, nos deja la casa del revés.
Cuando el temor aparece, sentimos todo eso de forma automática y reaccionamos también de forma automática como ante cualquier peligro real.
Lo cierto es que los temores son peligros IMAGINADOS y por lo que tienen que ver con nuestra imaginación más que con la realidad.
Entendiendo esto, lo que podemos hacer para salir de a poco del torbellino de la imaginación, es observar las sensaciones reales que está teniendo mi cuerpo. No vamos a alimentar los pensamientos agobiantes. Vamos a decidir prestar atención a la respiración, a las tensiones, observar como es esa sensación, esas emociones, esos impulsos que sentimos aquí y en este preciso momento. Lo observamos como quien lleva una lupa.
Si no siento el miedo como un monstruo que me subyuga, entonces me puedo liberar de él, porque es un producto de mi imaginación que me bombardea con preocupaciones exageradas.
Atiende a las sensaciones sin dejarte sugestionar por el temor. Tu eres más que eso, y depende ti actuar de otra manera frente a tu propia imaginación. Ella solo podrá contigo si tú la dejas y no haces nada.
La atención es la luz que puede ayudarte a recuperar tu centro y dejar de bailar con los fantasmas de la imaginación.