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4 de octubre Pepe El pensamiento compulsivo me condena a ignorarme

Preguntas para autobservarme y aprender de mí.

Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile

 

Nuestra maravillosa máquina cerebral tiene algunas limitaciones. Hay momentos en la vida en que nos gustaría poder poner atención a muchas cosas al mismo tiempo. ¿Qué maravilloso sería, no le parece? Poder poner nuestra atención en todo lo que nos agrada y que esté a nuestra disposición en algunos momentos.

Pero, aún en su maravilla no nos es posible poner nuestra atención en más de una actividad en un determinado momento. Si pensamos, no podemos sentir y si ponemos atención en el sentir, nuestro pensamiento de siente relegado.

Esta realidad tiene algunas ventajas que podemos administrar en determinados momentos cuando nuestro pensamiento nos juega malas pasadas, lo que, lamentablemente, nos sucede más frecuentemente de lo que nos conviene.

Con gran frecuencia somos víctimas del llamado pensamiento compulsivo; una condición en la cual se hace cargo de nosotros una secuencia de pensamientos en torno a algun asunto que nos inquieta. Si no estamos conscientes de nosotros, esta situación se presenta con una frecuencia creciente cuando nos resistimos a aceptar los inconvenientes que la vida nos presenta permanentemente.

Si no nos ponemos atención somos víctimas frecuentes del pensamiento compulsivo el que nos saca de la vida; ese pensamiento compulsivo te mantiene en el pasado o en el futuro dependiendo de lo que trate el asunto que te inquieta. Estás atento a asuntos que no están en tu presente. Te estás ignorando a ti mismo aceptando que ese tipo de pensamiento inútil y maltratador ocupe tu atención.

Cuando estés en esa condición tienes a la mano una solución muy sencilla para salir de eso: dedica tu atención a sentirte. Tan pronto pongas tu atención en lo que sientes, tu pensamiento se aquietará. Has vuelto a tu vida, única condición en la que puedes disfrutar tu vida. Has dejado de ignorarte.