¿Vivir eligiendo mis respuestas es clave para vivir feliz?
Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España
Solemos pensar que todo lo que hacemos es coherente y fundamentado, que es lo mejor y a veces lo único que se podía hacer. Sin embargo, nuestras respuestas son más bien reacciones con escasa conciencia sobre el motivo real de las mismas.
Sobre el origen de las reacciones, normalmente defensivas, es importante ser conscientes de él para que puedan surgir cambios que se reflejarían en nuestra conducta general.
Sin conciencia de sí poco o nada podemos decidir sobre las respuestas que demos, pues las daremos como autómatas, siguiendo nuestros hábitos y costumbres, nuestra memoria, nuestros temores y creencias. En cambio, si nos proponemos aprender a prestar atención a lo que sentimos, hacemos y a sus motivaciones, seremos capaces de ver las reacciones con una cierta distancia, las veremos venir y veremos también lo que las motiva y sólo así podremos desligarnos de ellas, comprendiendo y aceptando las razones de los impulsos que nos mueven, y permitir y favorecer de manera intencionada que surjan otras maneras de sentir y de situarse en el mundo que sean liberadoras, cada vez menos defensivas y generadoras de paz dentro y fuera de uno.
Si esto te parece abstracto, te propongo que revivas ahora mismo lo que suele motivar las reacciones más corrientes: la preservación de la imagen de sí o la imagen ante los demás, el temor al rechazo, a la soledad, a la enfermedad… y todo eso trae sentimientos de disgusto (celos, envidia, resentimientos, tristeza, impotencia, ira, melancolía, etc.). Cuando somos presa de ese tipo de sentimientos, las reacciones que aparecen tienen la finalidad de defendernos. Esa manera de actuar se perpetúa cuando no somos capaces de ver otra cosa.
Por eso, la clave para una vida feliz debe incluir el aprender a atender a nuestras reacciones. ¿Crees que podrás? Te propongo que hoy dediques algún momento a darte cuenta de tus reacciones y sus motivaciones menos conscientes y, más adelante, a desengancharte de ellas y decidir, dar una respuesta más consciente y acorde a la situación. Inténtalo! Y sobre todo, sonríe!
