
Preguntas para autobservarme y aprender de mí.
Comentario de José Parés Pérez. Concepción, Chile
Todos los momentos de nuestra vida son únicos. Nuestra vida es permanentemente fresca y cambiante. Nunca viviremos dos instantes idénticos. En cierto sentido somos siempre sorprendidos por la vida. La vida raramente es rutinaria.
Si por un momento consideraras que tu vida es rutinaria es porque no le estás poniendo atención. Puede que lo que vives hoy sea semejante a lo que viviste ayer. Pero eres tú el que ha cambiado de ayer a hoy; no eres el mismo de ayer. Lo vivido entre ayer y hoy te ha mostrado que ya no eres el mismo. En tu memoria se ha almacenado todo lo que viviste de ayer a hoy.
Puede que a ti lo que estás viviendo ahora te parezca muy similar a lo que viviste ayer. Pero sólo ahora tienes la oportunidad de vivir algo diferente y el ayer ya no existe. Cada instante de tu vida es distinto al anterior en tu potencialidad de crecer o, al menos, en tu decisión de dejar de sufrir si lo has estado haciendo.
Madura claramente lo que te acabo de mostrar: si estás sufriendo por la causa que sea, estás siendo víctima de tus pensamientos. Estás manteniendo en tu pensamiento un dolor, una angustia, un deseo, etc. Pues bien, el próximo instante que estás a punto de vivir puede abandonar ese pensamiento poniendo atención a una sensación cualquiera y tu sufrimiento habrá desaparecido de tu presencia. No lo has olvidado ya que eso es muy difícil, más bien imposible, sino que tu atención ya no está en él sino en la sensación que elegiste.
Esto es ponerse atención intencionadamente y que la práctica robustecerá. Si te atiendes a ti mismo de esta manera verás que existe una forma simple y de resultados comprobados para asumir nuestras propias vidas a la forma que más sentido nos dé.