¿La ESCUCHA ACTIVA es un ACTO de SILENCIO?
Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España
¿Cuántas veces alguien nos habla y al mismo tiempo estamos pensando en otra cosa o elaborando algo sobre lo que dice, o respondiendo mentalmente?
¿Cuántas veces antes de que el otro se explique ya tenemos la respuesta preparada y estamos ansiosos por interrumpir y dar nuestra interpretación?
¿Cuántas veces ni siquiera escuchamos, sino que asociamos con algo de nuestra propia experiencia, interrumpimos y seguimos hablando de nosotros en lugar de seguir el relato de la otra persona?
¿Cuántas veces interrumpimos? ¿Cuántas veces cortamos al otro rápidamente con un “eso no es nada. A mi una vez…”? Y no le dejamos hablar más.
Quizás estas preguntas ayuden a darte cuenta de lo poco que escuchamos todos y lo mucho que asociamos. Nuestra cabecita no para, no escucha, solo reacciona de la forma que tiene por hábito hacerlo.
La escucha real es un acto voluntario, pues de otro modo nuestra mente vuelve a las andadas y se queda en sus reacciones automáticas a las palabras que otro diga.
La escucha activa requiere que, deliberadamente hagamos silencio en nuestro interior: eso implica no anticiparse, no suponer, no juzgar o interpretar. Sólo escuchar, como si fuésemos una grabadora, sin introducir nuestro propio ruido mental en el relato del otro. De otra forma es difícil poder comprender a los demás… y a uno mismo.
Observa esto en ti durante el día de hoy.