Ayúdate a descubrir lo que eres
Contribución de Isabel Hernández Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, España
¿Para qué descubrir nada si yo sé cómo soy? Esta es una respuesta demasiado frecuente que actúa como un muro defensivo. Es la actitud que nos impide tener curiosidad y darnos cuenta de que realmente sabemos muy poco de nosotros. Esa actitud nos impide aprender, pues para qué quiero aprender si considero que ya lo sé todo de mí.
Un muro es protector pero también es una limitación. Quizás no consideres tu ignorancia como un muro ni una limitación. Quizás ni lo consideres un muro, porque ese muro de ignorancia de sí lo construimos muy poco a poco. Cada vez que decidimos adoptar una idea fija que nos de seguridad sobre algo, cada vez que adoptamos una creencia o una ideología que interprete el mundo por mí, cada vez que hago culpables a otros de lo que considero una injusticia o una humillación, cada vez que considero que el mundo/gente debería ser de otra manera. Cada idea cristalizada que utilizo para saber por dónde piso en la vida suele ser una distorsión que me aleja de la realidad cambiante y diversa. Esas ideas fijas me gustan porque son sencillas, divide el mundo entre los que me gustan y los que no, los que están conmigo o contra mi. En realidad no tenemos idea de que lo que hacemos constantemente es alejarnos de lo que me cuestiona y acercarme a lo que me resulta afín. ¿Por qué? Porque lo que cuestiona mis posiciones, me desagrada.
Si no hemos descubierto eso en nosotros esta pequeño detalle, difícilmente veremos más allá del propio muro. Ese recinto cómodo que defenderemos, aunque no sepamos por qué motivo. ¿Te parece que a ti no te sucede eso? Quizás hayas defendido una opinión o una creencia sin casi analizar lo que expone otro, sólo por la necesidad de confirmar que tú tienes la verdad sobre algo…y eso te deja tranquilo. Quizás has criticado la conducta de alguien porque contraviene tus ideas, sin haberte puesto en sus zapatos. Quizás has dado consejos a alguien antes de escucharle. Quizás tu mente no para nunca de analizar lo que resulta conveniente o aceptable o deseable ante los demás. Quizás no quieras hacer o decir o hasta pensar cosas que te traigan problemas. Eso es parte del muro. Parte de los ladrillos a los que nos aferramos por sentirnos seguros.
Solemos desconocer todo eso que es precisamente lo que gobierna nuestra vida. Atrévete a descubrir los ladrillos de tu muro. Deja tu zona cómoda. No te arrepentirás. Descubre-te.