¿APEGARSE a algo que cambia permanentemente es fuente de PROBLEMAS?
Contribución de Isabel Hernández Negrin de Las Palmas de Gran Canaria, España
¿Recuerdas alguna vez en la que estabas fuertemente apegada a algo o alguien? ¿Quizás a la pareja, padres, hijos, tu lugar de residencia, alguna época de tu vida, una casa muy querida, tu trabajo, tu carrera profesional, tus recuerdos, etc.? ¿Te apegas porque algo te agrada o te resulta familiar o te proporciona seguridad?
¿Qué sucede cuando el objeto de nuestro apego cambia? ¿Qué sentimos cuando la pareja cambia o nos separamos; cuando los hijos vuelan del nido y se pierden; cuando esas amistades tan queridas dejan de estar disponibles cuando las necesito; cuando tengo que dejar mi querida ciudad o mi casa por tiempo indefinido o para siempre; cuando me doy cuenta de que la imagen que tengo de mí es una antigüedad que no se corresponde con lo que soy hoy? ¿Qué pasa al pasar frente a un espejo y te descubres más calvo, mas canosa, mas arrugada, menos joven, mas desgarvado, o más gorda que en la juventud?
¿Qué sientes en esos casos? ¿Quizás sensación de pérdida, desgarro, desorientación, desmotivación, sinsentido…? En fín, en principio, algo nada agradable. Pero ¿por qué?
¿No será que queríamos que aquello durara eternamente porque nos hacía feliz? Queríamos “poseerlo” tal como era para nosotros y no cómo algo que podía cambiar, algo que era libre de desarrollarse en mil sentidos.
Todos tenemos apegos, es algo natural, y lo corriente es que no nos demos cuenta de que nos aferramos a eso que nos agrada y no queremos ni pensar que llegue el momento en que desaparezca. Sin embargo, es muy saludable darse cuenta de que ese sufrimiento es debido a un error nuestro: querer poseer eso que nos da seguridad o afecto y creer que no va a cambiar.
Darnos cuenta, observar nuestros juegos interiores con una sonrisa, nos libera del sufrimiento, pues todo absolutamente todo cambia. Por qué no cambiar, entonces, nuestro enfoque por uno que nos libere, que nos deje amar la realidad que haya en lugar de querer “poseer” una quimera.
Observa hoy esos apegos. Es sencillo empezar por las relaciones y lo que esperamos de ellas.