¿Vivir agradecido es inteligente?
Comentario de Isabel Hdez. Negrín, Las Palmas de G.C., España
Hay un dicho “es de bien nacido ser agradecido”. Siempre lo relacioné sobre todo con las relaciones humanas. Ser agradecido lo relacionaba con un gesto de gentileza, de humildad y afecto. Un gesto que dice al otro que ha hecho algo bueno por uno y que uno lo aprecias como tal.
Más tarde he comprendido que también hay otro tipo de agradecimiento que no es personal. No es por algo que alguien hizo por ti. No es una conducta social. Es más bien una actitud, una disposición positiva y juicio abierto a cómo las cosas se presentan.
Cuando voy por la vida con un patrón sobre cómo deben ser las cosas, la gente y hasta uno mismo nuestra disposición de poco abierta. Estamos más bien dispuestos a la crítica, al rechazo, a evitar comprender y a no ser un blando.
Si tengo una casa en la que vivir y sentir mi hogar puedo sentirme agradecido o puedo lamentarme de las pequeñas cosas que se han ido estropeando. Si tengo ropa que ponerme puedo considerarla suficiente o puedo lamentarme por no poder acceder a cosas caras que veo en otras personas a las que secretamente envidio.
¿Ven a lo que me refiero? Ser agradecido por lo que se tiene o lo que aparece o desaparece, sin lamentaciones, es siempre una actitud mucho más saludable para uno mismo y para todos. Si te parece que esto te haría parecer una persona débil o sin criterio, te propongo que te observes antes que nada. Observa cómo te sientes cuando te lamentas, cuando criticas, cuando rechazas lo que sucede. Observa esa actitud de rechazo tuya de ese momento, elige no alimentar la violencia que se levanta dentro de ti y déjala pasar. Observa cómo te sientes cuando eres capaz de observar, descubrir y de elegir otra actitud dentro de ti.
El agradecimiento es fuente de vida, de afecto positivo, de creatividad, de bondad. ¿No te parece más inteligente vivir así? En fin, verás que vale la pena. Pruébalo hoy. Esto no tiene más secreto que ponerse a hacerlo.