¿Si resistes no es la vía?
Comentario Isabel Hdez. Negrín, España
La protesta, el lamento, es algo muy habitual en lo cotidiano. Protestamos por casi todo; nos lamentamos de la temperatura que hay, de lo mal que dormí, del atasco de tráfico, de lo poco que avance en alguna tarea, de las personas a las que debo atender por mi trabajo, a los empujones en el transporte público y así siguiendo. Hay pocas personas que no se resistan a los acontecimientos. Y esto no quiere decir que a uno le encante la lista de cosas que acabo de mencionar. Pero puedo decidir no irritarme, no reaccionar así ante el suceso y eso quiere decir, no lamentarme iracundo y pensando “oh, que pesadilla de persona”, “que fastidio de tráfico, siempre igual”.
Ya que casi siempre pasa lo mismo en nuestras vidas llenas de rutinas diarias podemos elegir hacer las cosas de otra manera y vivir mejor. Puedo ocuparme de las situaciones, pues algo está en mi mano, o puedo protestar todos los días por lo mismo. Si no está en mi mano, para que protestar. Si no puedo mejorar la situación externa, puedo ocuparme de mejorar la mía en esas situaciones. Y esas reacciones airadas no me ayudan a sentirme mejor y tener un buen día.
La resistencia, esa resistencia, no es muy saludable. Observa este fenómeno en tu vida. Presta atención a cómo te lamentas o protestas por muchas cosas cada día. Observa tu actitud. No oses pensar que actúas justamente o que no hay otra forma. Observa tus reacciones como si te vieras en una película y no te critiques para bien ni para mal. Solo observa durante una jornada esa tozuda resistencia con la que a veces nos arruinamos el día. ¿Habrá otra forma de vivir? Observa-te.